¿Por qué los coches conectados perderán conectividad?

La automoción lleva ya unos cuantos años con las ventajas de la conectividad a bordo. Esas ventajas pueden desvanecerse sin remedio mucho antes de lo que se piensa. La tecnología presume de avances que se suceden y se quedan obsoletos en poco tiempo. Si nos negamos a actualizar y comprar otros, tendremos que asumir que habrá funciones y aplicaciones que ya no podamos volver a utilizar. Esto también le pasa a los coches conectados, y por ello perderán conectividad.

Por qué estos coches conectados perderán conectividad

¿Por qué perderán la conectividad?

Aunque no lo creamos, esto es un fenómeno que amenaza y afecta a los coches conectados. Sobre todo a aquellos primeros modelos que fueron lanzados con funciones de conectividad hace años. Funciones que, dependiendo de cómo han avanzado las tecnologías, pueden correr el riesgo de quedar inservibles y obsoletos.

Según cuenta la BBC, en el Reino Unido alrededor de 3.000 propietarios de Nissan Leaf de primera generación y Nissan e-NV200 perderán la conectividad y la posibilidad de estar conectados. Hasta entonces se podían controlar desde la distancia, con tu móvil, varias funciones de sus vehículos. Algunas de las funciones son preclimatizar el habitáculo o programar la recarga de la batería. La causa estaría en las intenciones del gobierno de apagar las redes móviles 2G. Estas se emplean en los módulos de conectividad de estos dos modelos. Hoy en día estas redes están obsoletas por la existencia de redes más modernas como el 4G y 5G.

Las proveedoras de telefonía todavía tienen previsto mantener sus redes 2G operativas hasta 2030. Sin embargo, la misma Nissan, en una acción que ha indignado a miles de afectados, ha anunciado que cerrará los servicios conectados de su app NissanConnect EV el próximo 1 de abril.  La marca ha dejado a los propietarios de estos modelos con la única alternativa de recurrir a la pantalla del salpicadero para utilizar estas funciones. Antes eran remotas.

Por el momento, este caso se limita a sólo un país y a dos modelos de la misma marca, dotados con una tecnología a todas luces obsoleta. Pero quizá convenga hacerse a la idea de que, cualquier día, algo parecido podría sucedernos con nuestros coches conectados.

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