Conducir con hielo: ¡Cuidado con las placas!

Después de la nieve llegan las placas de hielo, que suponen uno de los grandes peligros de la conducción en invierno. Por ello, es importante tener mucho cuidado al conducir con hielo en la carretera. Lo primero de todo es evitar el desplazamiento, siempre y cuando, no sea absolutamente necesario. Pero si no queda otra que coger el coche, hay que ser extremadamente precavido porque se pueden dar situaciones imprevisibles.

Al igual que os explicamos los consejos y trucos para conducir en la nieve, es el turno de ponerse el volante y explicaros cómo conducir en el hielo de la forma más segura posible.

conducir con hielo

Los peligros de conducir con hielo

Un gran peligro de conducir con hielo es que las placas, a veces, son complicadas de ver. Para evitar darse cuenta de la placa de hielo cuando el coche ya esté patinando, es importante saber identificar en qué situaciones hay mayor probabilidad de que el pavimento esté helado. Estas son las situaciones donde hay mayor probabilidad de formación de placas de hielo:

  • A partir de 3 grados y por debajo, es la temperatura a la que se pueden empezar a originar placas de hielo y escarcha en la carretera.
  • Cuidado con los puentes, ya que la temperatura del asfalto es más baja ya que no hay suelo debajo, y como sabemos, la Tierra emite calor. Esto, sumado a una mayor exposición al viento, favorece la aparición de placas de hielo sobre el pavimento.
  • En las zonas de sombra, al ser menor la temperatura, el asfalto está más frío. Además, a causa de no recibir luz solar, las placas perduran más tiempo sobre el firme. Hay que tener especial atención a las entradas y salidas de túneles, así como los tramos que van por debajo de pasos elevados.
  • La pista más clara de que hay hielo en la carretera es el brillo en el asfalto. Si el asfalto está brillante, esto significa que hay placas de hielo sí o sí, y habrá que estar muy alerta.

Consejos para conducir con hielo

En estas situaciones, es fundamental mantener la tranquilidad al volante. Conducir con hielo conlleva tener una gran suavidad en los movimientos. Una adecuada conducción sobre hielo precisa de los siguientes puntos:

  • Evitar los movimientos bruscos al volante, que podrían hacer que el coche pierda la trazada. Pese a que la mayoría de coches actuales cuentan con controles de estabilidad para estos casos, no son infalibles.
  • Evitar los acelerones y frenazos, que pueden producir un mayor deslizamiento del coche con la consecuente pérdida de control.
  • Conducir en marchas largas para evitar que las ruedas deslicen sobre el resbaladizo hielo.
  • Aumentar la distancia de seguridad, ya que la distancia de detención sobre el hielo puede aumentar hasta 10 veces por encima de lo habitual.
  • Reducir drásticamente la velocidad habitual: la DGT recomienda no superar el 20% de la velocidad máxima permitida en situaciones de tan baja adherencia como es el asfalto helado.
Fuente: RACE

Qué hacer si el coche ya está deslizando sobre la placa

Pese a seguir todos los consejos para conducir con hielo, pueden darse situaciones en las que se produzca subviraje (desvío del eje delantero del coche) o sobreviraje (desvío del eje trasero), provocando ambos la pérdida de control del vehículo.

Aunque parezca contradictorio, en estas situaciones es mejor no frenar ni acelerar de forma brusca, ya que solamente se saturará más la capacidad de los neumáticos. Además, tampoco se deben hacer giros de volante. Girar demasiado puede producir que al terminar la placa de hielo, se haya perdido la noción de hacia dónde apunta la dirección.

En lo que dura la placa, habrá que estar muy pendiente del fin de esta para recuperar el control del coche. Cuanto más despacio se haya entrado en la placa, menos se habrá desviado el coche, por lo que será más fácil volver a la trazada tras recuperar la adherencia.

Mejor con neumáticos de invierno

El hielo provoca dos grandes problemas en nuestros neumáticos que dificultan su adherencia en la carretera. Las bajas temperaturas provocan un endurecimiento de las gomas restándoles adherencia y, además, el hielo tiene una fricción muy baja, lo que hace que resbale.

Sobre estos dos supuestos están diseñados los neumáticos de invierno. Los compuestos de goma que se emplean en su fabricación y el dibujo de la banda de rodadura son más flexibles adaptándose a temperaturas más bajas de lo habitual, por lo que garantizan una mayor adherencia.

Pese a que los neumáticos de invierno ayudan mucho en estas situaciones, tampoco gozan de una adherencia infinita, por lo que es importante no confiarse.

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