Coches parados durante la cuarentena: ¿Cuáles sufren más?
La semana pasada hablábamos sobre el creciente número de averías en el filtro de partículas de los coches diésel como consecuencia de la cuarentena. Hoy toca analizar qué componentes sufren más en los coches parados dependiendo del motor que llevan.
Está claro que para ningún coche es bueno estar tanto tiempo parado, pues los coches están diseñados para estar en movimiento, y no para estar parados durante largos periodos. Todos los coches parados sufren, independientemente de su motor: sufren las ruedas, sufre el motor, sufren los filtros, etc.
Realmente, cuánto más sencilla sea la mecánica del motor de un coche, menor probabilidad tendrá de estropearse ya que montan menos elementos. Una gran ventaja de los coches eléctricos es que llevan menos partes mecánicas ya que son sustituidas en parte por componentes electrónicos.
Por otro lado, los híbridos lo tienen más complicado con el confinamiento, ya que llevan dos motores (eléctrico + gasolina o diésel). Otros coches donde se complica el estar parado son los que llevan depósito de gas, es decir los GLP o GNC, que llevan un motor térmico alimentado por dos depósitos, gasolina y gas. En este caso, sufren de forma muy parecida a los coches de gasolina.
Coches parados: ¿gasolina o diésel? ¿cuáles sufren más?
La gran comparación está entre los coches de gasolina y los diésel, ya que aún son mayoría (bastante holgada) en el parque automovilístico español.
La edad, un factor determinante
El factor más determinante para el sufrimiento de un coche parado durante la cuarentena es la edad, independientemente del combustible. Esto es, porque un coche más moderno es más complicado de poner a punto al contar con mayor complejidad tecnológica. Además, cuánto más nuevo es un coche, más sensible es a la suciedad y la sedimentación del combustible, factores habituales cuando el vehículo se encuentra parado por un largo periodo de tiempo.
¿Qué motor sufre más?
En ambos motores, el combustible entra en los cilindros del motor a través de las válvulas de admisión e inyección. Pero la diferencia está en que en los motores de gasolina son las bujías las que hacen la chispa para producir la explosión en la cámara del cilindro y se desplacen los pistones. Por otro lado, en los motores diésel, el combustible no explota, sino que prende cuando aumenta su temperatura como consecuencia del trabajo de los calentadores. Tanto las bujías como los calentadores sufren como consecuencia de la falta de actividad, pero las bujías son más baratas de cambiar y más sencillas de limpiar que los calentadores.
Los coches diésel tienen un motor ideado para soportar un mayor número de kilómetros que los gasolina a cambio de valores de par más bajos, por lo que tardan más en coger temperatura. Esto hace que los diésel sufran más en los trayectos cortos, propios del estado de alarma para aquellos que tienen que coger el coche.
Otro factor importante es el depósito. Las características lubricantes del diésel (lleva aceite en su composición), hacen que este aceite sea favorable para el tanque de combustible, una ventaja frente a los motores de gasolina.
Por último, como comentábamos en el artículo de la semana pasada, el filtro de partículas, sin duda, supone un problema añadido para los diésel ya que se obstruye como consecuencia de la inactividad.
Se puede concluir, que los coches diésel sufren más los efectos de la cuarentena respecto a los coches de gasolina, aunque sea cuál sea el motor de tu coche, conviene mantenerlo adecuadamente.
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